Educar es lo mismo
que poner un motor a una barca...
hay que medir, pesar, equilibrar...
... y poner todo en marcha.
Pero, para eso, uno tiene
que llevar en el alma
un poco de pirata...,
un poco de marino...
un poco de poeta...
y un kilo y medio
de paciencia concentrada.
Pero es consolador soñar,
mientras uno trabaja,
que ese barco, ese niño,
irá muy lejos por el agua.
Soñar que ese navío
llevará nuestra carga de palabras
hacia puertas distantes,
hacia islas lejanas.
Soñar que, cuando un día
esté durmiendo
nuestra propia barca,
en barcos nuevos seguirá
nuestra bandera enarbolada.
(Gabriel Celaya)
This entry was posted
on viernes, 7 de enero de 2011
at 13:52
and is filed under
Reflexiones
. You can follow any responses to this entry through the
comments feed
.
Publicar un comentario